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El delantero que se cansó de marcar golazos y decidió volver a su Barrio Viejo

  • revistarocangol
  • 24 may 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 24 jun 2021

Fue un goleador de raza que pasó por las tres ligas más importantes de Europa, representó a Italia tanto en Selecciones Juveniles como en la Mayor, volvió a la Argentina para cumplir su sueño de hacer de la Bombonera su casa pero, cansado de un ambiente que lo carcomió, decidió patear el tablero, abandonar la actividad y dedicarse a su verdadera pasión: el rock and roll, de la mano de su grupo Barro Viejo.



Pablo Daniel Osvaldo nació en Lanús, el 12 de enero de 1986, mismo año en el que su máximo ídolo futbolístico alzó la Copa del Mundo en el Estadio Azteca de México. En un acto que refleja claramente tal devoción, mientras se desempeñaba en el Esanyol de Barcelona el delantero surgido de Huracán supo plotear su Mini Cooper celeste y blanco con la cara de Diego Armando Maradona y la leyenda “Dios es argentino.” Ese detalle y su look roquero fueron marcas registradas que reflejaban su excentricidad.


Su carrera deportiva inició en Parque de los Patricios pero rápidamente cruzó el Atlántico para plantar bandera en Italia y de esa manera adoptar tal patria casi como la suya. Y es que además de jugar para siete equipos de dicho fútbol, entre ellos Roma, Fiorentina, Inter y Juventus, se nacionalizó y representó a la Azzurra en Selección Sub 20, Sub 21, Sub 23 e incluso en la mayor, quedando en la puerta del Mundial 2014 debido a que Cesare Prandeli decidió no convocarlo a dicha cita, luego de una buena participación en el proceso previo de clasificación.


En 2015, y tras forjar un buen vínculo con Carlos Tévez, regresó a su país de origen para ponerse la camiseta de Boca Juniors. Si bien su primera etapa fue buena, con siete goles en 16 partidos, el vínculo contractual se interrumpió abruptamente. Y si bien un año más tarde volvió a ponerse la camiseta Xeneize, su cabeza y su corazón ya no sentían tanto aprecio y comodidad con el ambiente de la pelota: “me cansó todo el ambiente, estar todo el tiempo en el foco de atención, que cualquier cosa que hagas sea noticia. Me sentía sapo de otro pozo” le confesó a Infobae en 2019.


Fue así que en 2016, luego de 321 partidos (jugaría dos más con Banfield) y 96 goles, Dani Stone tomó la decisión que le dio un giro de 180 grados a su vida. Su pasión por la música, su amor por la guitarra, su fanatismo por el rock y su admiración hacia los Rolling Stones, Jim Morrison, The Who y el Indio Solari lo condujeron a colgar los botines para sumergirse en las profundas aguas del rock y el blues. De esta manera, nació Barrio Viejo, agrupación que formó junto a Sergio Vall en batería, Agustín Blesa D’Angelo y Julen Arruabarrena en guitarra y Taisén Martín en bajo. Osvaldo, líder, frontman, voz y guitarra de la banda.


Al fútbol le debo todo, fue y seguirá siendo mi vida porque es el deporte que amo y porque me encanta jugar. Pero no aguanté más y pensé ‘¿qué precio tiene este sufrimiento?’ Ahora estoy feliz, (el retiro y dedicación de lleno a la música) fue un cambio abismal en mi vida. Vivo 24 horas para la música y cuando jugaba me pasaba algo parecido, porque me levantaba con música, me iba a entrenar con música y cuando volvía a mi casa tocaba la guitarra o escribía. Muchas canciones del primer disco las escribí mientras jugaba.”

Dani Stone en una presentación con Barrio Viejo. Fuente: latecla.info

En 2017, la banda publicó su primer disco denominado Liberación, nombre conectado fuertemente con el sentimiento de Osvaldo al tomar la decisión que cambió su vida por completo. Además, y como si fuera poco, ese mismo año el grupo debutó en uno de los festivales más importantes del país, tal como lo es el Cosquín Rock. Dos años más tarde, en 2019, Barrio Viejo lanzó su segundo álbum, bautizado Un país con buena gente, que contó con la colaboración de Jimmy Rip, guitarrista del mítico Mick Jagger, uno de sus dioses musicales y líder de los Stones.


En 2020, Osvaldo sorprendió a propios y

extraños cuando firmó contrato con el Club Atlético Banfield para cumplir el sueño de su padre, hincha del Taladro, y así protagonizar una suerte de ‘Last dance’, emulando la serie dedicada a Mickael Jordan. Sin embargo, la aventura tan solo duró un par de partidos y sobre el final de dicho año, el delantero volvió a abandonar el fútbol porque su destino estaba más que claro: “la pasión por la música me ayudó mucho, porque jamás hubiese dejado el fútbol si no hubiese tenido otra cosa para hacer u otro objetivo.”





 
 
 

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